Como todas las mañanas (de esta última semana) el día amaneció soleado, el
sol brillaba en el cielo, y ni una nube eclipsaba el horizonte. El día anterior
había sido muy largo y el descanso muy necesario, poco a poco nos fuimos
levantando (puede que mas tarde de lo habitual; a las 12).
Con un rápido desayuno donde los cereales y la leche eran la piedra angular,
se pronosticaba un día tranquilo. En la casa cada vez éramos menos y teníamos pocas
cosas que hacer. Shi sin embargo no quería dejar que la maravillosa cocina de
Randy se ensuciara y trabajó toda la mañana para mantenerla limpia y reluciente
(lo consiguió a pesar de mis pesimistas palabras de desanimo).
A la hora de comer y como siempre cada uno hizo lo que buenamente pudo, Brooke,
Timm, Mocuo y Shi se fueron puntualmente al medio día y en ayunas al rio.
Shi ya conocía la rutina y cada día a las 12 se cocina una buena pizza,
curiosamente esa fue mi comida (la misma que shi). Una pizza de peperoni, con
chorizo (made in Barcelona) y extra de parmesano. Estaba buenísima.
Mientras comía y en la única compañía de Anna manteníamos una conversación
sobre el antes y el después de los Americanos, el estado anímico de Brooke y la
tranquilidad de la casa. Todo iba bien hasta que me acorde del vino. Le
pregunte sobre la botella que compramos a medias el día anterior (esa botella que
estaba tan buena), me informó amablemente que Brooke se la había bebido, (ella
solo probó un vaso, yo ni eso).
Con mi aura negra comí la pizza mientras veía algún capitulo de friends, que
posteriormente le enviaría a Randy (es el capítulo de la tarta de queso). Le
envié ese capitulo por su exquisita tarta de peras, la última noche habíamos
hablado sobre algunas escenas y tenía que enseñárselo. Le encanto, hablamos
durante una hora por Facebook, (creo que en persona si juntamos todas nuestras
conversaciones no llegan ni a 30 minutos).
Al caer la tarde llego toda la trupe, iban cargados de bolsas de la compra,
habían ido al super, (algo me decía que tardaríamos mucho en volver con la ausencia
de Timm). Traían desde zumos, hasta queso y vinos de todos los tipos (pero no
mi vino).
Durante la tarde me límite a retocar fotos, Anna trabajo en la cena hasta la
noche, y los chicos de Taiwán jugaban a básquet. Más tarde Timm y yo nos unimos
a la partida. Al acabar nuestro mini partido los chicos de Taiwán
desaparecieron, Timm y yo disfrutamos de unas clases de castellano en el jardín,
parecía interesado en recordar algunas lecciones (habla un poco la lengua).
Al caer la noche y con un día muy tranquilo la cena estaba servida. Disfrutábamos
de una noche a la luz de las estrellas (una bonita cena a la intemperie), el tiempo
acompañaba y la comida también. Un poco de pescado con salsa (deliciosa salsa),
patatas y ensalada, una buena cena que Anna nos había preparado. Los gatos lo
sabían y intentaron atacar en numerosas ocasiones, habían vuelto a perder el
miedo, y sin Randy en los alrededores se sentían más fuertes que nunca.
Al acabar la cena tomamos un maravilloso café y sobre las 11 y sin nada más
que hacer Timm se despidió de todos, una amarga despedida para él que todos (o
al menos yo) podíamos leer en su cara.
A las 12 clavadas, aparecieron Noa y Mattia (traían una guitarra) buen
momento para desaparecer. Una embriagada Brooke subió a la habitación y sacó a
Timm de la cama, decía que tenía que escuchar a Noa porque era increíble con la
guitarra (el adjetivo ceo que fue asombroso). Viendo la situación decidí
marcharme a dormir, a Timm no se le veía demasiado emocionado pero es un hombre
cumplidor que se quedo a escuchar más de una canción.
Al día siguiente, sobre las 5 pude oír la solitaria marcha de un humilde
Timm hacía Canadá, Nueva escocia. Solo puedo decir buena suerte Timm allá donde
quiera que estés.
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