jueves, 14 de agosto de 2014

Día 23: Albondigas y amor


Se recomienda empezar a leer esta primera parte del día con la canción de "apocalipsis now la cabalgata de las valquirias".

Habíamos perdido la cocina, el tiempo no acompañaba, truenos y relámpagos nos iluminaban el peligroso camino a seguir repleto de trampas. Los gatos, nuestros mayores enemigos, habían tomado la cocina, punto estratégico clave para lograr la victoria de esta interminable batalla que una vez casi ganamos. Con la baja de unos de nuestros mejores soldados (Randy) y la unión de Brooke al bando enemigo, (alta traición que sería castigado severamente), los gatos disponían de ilimitadas provisiones otra vez en la cocina. Una batalla que ganamos hace semanas, un territorio que ya habíamos conquistado se nos escaba entre los dedos. El desgaste de nuestras tropas alimentaba las esperanzas de los felinos. Emboscadas en cada esquina, embestida tras embestida, nuestro ejercito se debilitaba. Los señores de la guerra enseñaban las uñas y solo podíamos aguantar y recibir sus golpes estoicamente.

Muchas bajas en esta guerra de guerrillas, ataques relámpagos, demasiados escondites donde buscarlos, nuestros ánimos y ganas de luchar no eran las mismas. Nuestros soldado estaban psicológicamente desgastados, anímicamente derrotados y físicamente asfixiados. Mocuo y Shi ya no aparecían hasta caída la mañana, la aparición de Fede solo conseguía distraernos con extraños juegos mentales y ataques psicológicos donde la imaginación que ya no teníamos eran pieza clave.....solo podíamos esperar la derrota y luchar hasta el final por nuestra causa. Larga vida.

Para esta parte de la tarde es recomendable escuchar: “la BSO de Misión Imposible”

Al finalizar la temprana batalla y el desayuno con cereales, la tarde pasó entre juegos de canasta y búsqueda de comida por la cocina para la hora de comer. En una de sus incursiones al pueblo, Brooke trajo pizza para comer, eran las 15:00 y nos moríamos de hambre. Comienzo a estar cansado de tanta pizza pero bueno, creo que con un vegetariano entre nosotros no tenemos mucho donde escoger y se agradece el gesto.

Un vez devorada  la pizza los chicos de Taiwán, Anna y yo bajamos al pueblo a por provisiones. Compramos prácticamente de todo, lo mejor fue el momento en el que necesitábamos carne. El vendedor a penas hablaba inglés y nosotros con dificultad italiano. Un reto inevitable frente a nosotros, por suerte una mujer que pasaba por allí nos pudo ayudar y rescatar de una escena que pasó de ser graciosa a pesada y preocupante. 

Para esta parte de la tarde debéis escuchar: Grease - You're the One That I Want

Después de una agotadora tarde de compras decidimos ir a tomar algo. El pub se llamaba "pub 46". Para Anna un vino rosado, los chicos de Taiwán dos cócteles, sex on the beach y Coke malibú, para mi una sencilla cerveza. La conversación fluía con dificultad Mocuo y Shi no son demasiado habladores.

Durante nuestro aperitivo (porque nos trajeron unas patatillas) apareció Danielle el nuevo amor de Ana, que casualmente iba comprar un zumo o algo así ( sería cosa del destino pero la música sonaba de fondo). Fue el momento ideal para invitarlo a cenar. Mientras acabábamos nuestras consumiciones esperaba con paciencia. Digamos que en estos momentos Anna es lo más parecido a una Olivia Newton (sin ánimo de ofender todo lo contrario).

Una vez en casa y al caer la noche éramos ocho, Anna preparaba unas deliciosas albóndigas a la sueca, (estaban realmente deliciosas y lo pagaríamos en breves). Yo me desmarque bastante de la preparación de la cena, Daniele ayudaba (cual peli romántica). 

Para esta parte de la tarde es recomendable escuchar: “Ennio Morricone - (2004) El Éxtasis del Oro, tema del filme El Bueno, el Malo y el Feo"

La cena pasó en silencio mientras peleábamos por ver quien era el que más albóndigas podía comer (sin que nadie le mirara mal). Los duelos de cuchillos y tenedores eran veloces como pistoleros en el oeste. Las miradas se cruzaban, no teníamos demasiadas albóndigas, muchas bocas que alimentar y todos queríamos repetir. Con el tiempo detenido y primerísimos planos de los ojos de unos hambrientos vaqueros solo podíamos escuchar el pasar de un pequeño arbusto y el gallo de turno que de fondo anunciaba el inevitable final. La última albóndiga y restos sabrosos de carne esperaban en la bandeja. Una falso movimiento, una palabra más de la cuenta, un reflejo demasiado lento y cualquiera podía perder…el ambiente era tenso, los grillos aumentaban la tensión, y los felinos solo podían huir ante una batalla que se disputaba en la mesa con objetos afilados. Danielle hizo un movimiento en falso, Shi se anticipo, Mocuo cogió la bandeja, yo me lance a por la albóndiga….

 Es muy interesante la de veces que se agradece al cocinero el trabajo, o la de veces que se brinda en su honor y por su cocina.

Al acabar la cena, los chicos de Taiwán, la hijastra de Brooke y yo jugamos a las cartas. Primero ese maldito juego llamado "set". Creo que he jugado como cinco veces y cada vez me parece más difícil o lo entiendo menos. Después del maldito “set”, la cosa no mejoró un juego de procedencia desconocida nos destruía los sentidos y nos daba dolor de cabeza. Lo mejor es que tuvimos que traducir del italiano al ingles y nadie sabía italiano así que el hecho de aprender como jugar fue largo y tendido. Para acabar la noche al típico mentiroso.

Mientras nosotros jugábamos Danielle y Anna conversaban plácidamente en la cocina, se les podía oír desde la cantina. Al interrumpirles Cristina y yo se podía notar que sobrábamos. Yo dure 5 minutos, un vaso de agua y a la cama, lo mismo que cristina.

Esta última parte es mejor sin música que los vecinos se quejan y hay que irse a dormir.



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