domingo, 31 de agosto de 2014

Día 6: free tour


La mañana comenzaba soleada, una novedad, buen tiempo en Escocia. Desayunábamos mientras disfrutábamos de la tranquilidad de un buen apartamento en una zona más o menos céntrica. El desayuno se componía por los típicos ingredientes, leche con cereales (fría porque el microondas era "complicado"), tostadas y mantequilla. Después las respectivas duchas y incontables peleas para lograr que un calentador de procedencia británica funcionara al gusto (son diferentes hasta con las duchas). El último en ducharse fue Javi que se recrea y se vuelve a recrear, al terminar su ducha, nos sorprendió a todos con una piscina privada en el cuarto de baño.

A las 9:30 salimos dirección al free tour por Edimburgo, duró dos horas y media, (valió la pena). Nuestro guía Marcos hizo (hizo un buen trabajo), nos explicó un gran numero de anécdotas e historias relacionadas con la capital de escocia. Historias de cementerios, de personajes emblemáticos que han marcado un antes y un después en Edimburgo, perros fieles que hacen compañía a su dueño hasta en la tumba, o historias de castillos y nombres de pubs, realmente recomendable y muy interesante. Durante un intermedio de diez minutos (para descansar de tanto paseo y explicación) salí en busca y captura de un café, tuve ocasión de conocer a una dependienta italiana llamada Martina, (muy maja)  creo que me sirvió el expreso para llevar mas caro y mas malo que he probado nunca. Al reunirme con el grupo y descubrir que Javi se había ido (por lo visto no le gusto el guía o su explicación, muy raro todo). Después de descubrir su marcha pasamos a otros temas de vital importancia "que pagarle al guía", al ser un free tour se paga la voluntad, Cristian y Alberto querían pagar 10 pouns, Marc y yo 2. Esto inició otra discusión, como no querían pagar "tan poco", preferían entregar el dinero por su cuenta (ellos dos juntos) dejándonos de lado, por lo visto les interesaba quedar bien con el chico. Después de un largo rato de debate (para variar), subimos un poco nuestro pago y aceptaron (haciéndonos un favor) entregar el dinero juntos. Marc y yo tuvimos que ir a buscar cambio y si, fuimos a la amiga italiana, aunque antes probamos en otra tienda que nos obligaban a comprar.

Cuando acabamos la visita guiada con una ventolera que congelaría a cualquiera, volvimos a la casa, preparé un poco de arroz con huevos fritos y tomate, aunque este último llegó muy apurado para los cinco (Marc apenas pudo cubrir 4 o 5 granos de arroz). A la hora de hacerse (cada uno) los huevos se inició una nueva discusión, por lo visto la manera que Marc tenía de hacerse los huevos no le gusto a Cristian el que de una manera un tanto hostil y con un par de gritos le enseño como se hacían (Marc huyó despavorido sin acabar de hacerse el huevo). El siguiente turno fue para Alberto, con miedo y cautela se acercó a la sartén golpeo el huevo contra el canto, manchado por medio huevo de Marc, y al tercer golpe lo lanzo (porque lo hacía todo a distancia) a la sartén. Entre los residuos del huevo de Marc, el miedo al aceite y los cara de susto, Cristian se levantó para hacerle un huevo y nuevamente con un tono hostil le dijo como debía hacerlo. 

Durante la comida, la conversación cedió paso a la discusión (nuevamente), esta vez hablaban sobre la pobreza en España y las oportunidades aprovechadas o desaprovechadas, una conversación interesante si se hubieran respetado las diferentes opiniones y no se hubiera elevado el tono. Con el último grano de arroz decidí salir a tomar un café Marc y Javi vinieron conmigo, el resto se quedó echando la siesta. Fuimos a la cafetería de la chica italiana, que nos quedaba a 5 minutos del apartamento, muy maja ella nos indicó que Pubs son los mejores o mas económicos (tristemente todos son carísimos). Al acabar el café fuimos a hacer una visita al museo natural, disfrutamos de animales disecados, aviones, coches y la famosa y carismática oveja Dolly. Marc se fue antes tenía que ir a Celtic Park a ver el partido, Javi y yo nos quedamos en el museo hasta que cerro.

A las  17 el museo cerro y nos echaron, decidimos ir a dar una vuelta por la ciudad y explorar, visitamos nuevamente los puntos del tour y disfrutamos de una visión diferente además de hacer más fotos. Después nos pateamos todo Edimburgo y acabamos en un pub simplemente increíble "the world's end". Se llamaba así porque simbolizaba el final de la ciudad, lugar donde acababa el mundo para los ciudadanos de otra época que nunca antes habían traspasado las fronteras. Después de bebernos una pinta y localizar una copistería fuimos a casa para cenar, por el camino hicimos una foto a una maravillosa puesta de sol.

Para cenar unas patatas fritas y unos huevos estrellados, cuando acabamos el plato salimos a buscar bares donde poder echar unas pintas. No fuimos muy lejos, todos los pubs de la zona son de lo mas "cool" lo que es sinónimo de caro. Con nuestra tercera pinta, en el tercer pub cerramos el chiringuito y nos fuimos a dormir, fue un día de lo más productivo.

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