El despertador sonaba a las 7 de la
mañana, ultimaba los preparativos para el viaje que marcaria el fin de un
verano, mi destino Irlanda. Mi (queridísimo) padre me llevaba por tercera vez
al aeropuerto. Una vez allí y después de pasar el control de los mossos me
despedí. Cuando llegué al mostrador donde debía facturar, me tope con el primer
problema que para muchos sería un mal augurio, mi maleta pasaba 3Kg del peso
acordado, podía pagarlos o llevar ropa en el equipaje de mano, obviamente no
pagué.
Después de vaciar media maleta en mi
mochila, me disponía a subir al avión, el vuelo sería casi de tres hora, y lo
haría acompañado ni más ni menos que de un bebé, por suerte dormí (o dormimos) la
mayor parte del viaje. Creo que fue más pesada la madre que el crio, la mujer
no paraba de darme golpecitos con el codo.
Al llegar al aeropuerto de Dublín cogí un
bus de otras 3 horas (casi 4) aquí el cansancio era demasiado como para pasar
despierto todo el viaje. Antes de coger el bus me tope con otro problema creo
que es el tercero, Timm el anfitrión, no me cogía el teléfono. Antes de subir al
bus (20 euros de billete carísimo) y durante el viaje le llamé como 5 veces,
por suerte contestó a mi último intento un mensaje, de hecho solo hablamos por
sms (en plural) durante mi trayecto.
A mitad de camino, comenzó mi
preocupación solo quedaba una hora para llegar a Limerick, y Timm nunca
concretó como era la parada, solo dijo “Bus station”. Después de pasar millones
de paradas de bus o estaciones llegamos a la última dentro de Limerick, allí
estaba Timm, por suerte hice caso a mi instinto y no me bajé en las 10 últimas
paradas dentro de la ciudad de Limerick.
Durante el trayecto en coche, hablamos de
cosas banales: como es Irlanda, como es Cataluña, y bueno el referéndum (para
variar). Cuando llegamos a la casa, me enseñó el baño, el comedor, la cocina,
el huerto y mi habitación (no en ese orden) el resto de la casa es un misterio
y hay 3 o 4 habitaciones más. Parece un hombre majo pero he de decir que no es
de muchas palabras, lo último que me dijo es: -se cena a las 7-7:30-.
A la hora de cenar, algo ligerito ensalada
con patatas, tenían un cierto sabor a tierra, esa noche pasé hambre. Después de
cenar lavé los platos, Timm preparó un Té de menta (que tiene en su huerto) y
visto y no visto se acabó el té y desapareció. En plena soledad decidí irme a
dormir y cuando estaba casi listo oí voces, unos amigos de Timm, (creo que)
habían venido a coger algo de fruta, yo salí a saludar para después irme a
dormir.
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