Semana nueva, vida nueva, otra vez… más
que nada porque cada semana amanezco en un sitio diferente. Eran las 7:00, como
no entendía muy bien que rutina seguir o que hacer, más que nada porque nadie
lo sabía, decidí dejarme ver y conseguí resultados.
Anna la chica alemana fue la primera en
despertarse, seguida por Sarah y la americana, los 4 nos dirigimos a la casa
colindante para disfrutar del desayuno, se componía por leche, té, tostadas y
mermelada, no estaba mal.
Es importante saber que no nos mezclamos
con la familia que reside aquí, estamos en una casa a parte, a veces nos viene
a ver el niño, pero solo nos mezclamos para trabajar. Glenda y su hijo si que
viven aquí.
Después de desayunar, pudimos hacer
básicamente lo que nos dio la gana, no había nadie en la granja así que
libertad absoluta, lo malo es que por lo visto nadie tenía hambre con lo que no
se comió y claro yo sabía donde están las cosas, así que no pude hacer nada al
respecto. Pasamos la mañana-medio día hablando y yo haciendo fotos.
Como era lógico y de esperar, a las 17
había hambre, fue entonces cuando salieron a buscar moras Anna y Sarah para
hacer un pastel, el problema es que cuando volvieron llegó Glenda. Sabía que no
habíamos hecho ni el huevo durante el día, así que nos mando un trabajo un poco
jodido, recoger un garaje lleno de mierda. A parte de la mierda habían mil
instrumentos y cosas que no sabía lo que eran o para que servían.
Cuando comenzamos a limpiar y justo cuando
tiré una piedra a la basura apareció Shivan. Para mi sorpresa cogió la roca de
la basura, me la enseñó y me dijo si sabía lo que era, obviamente si, una
piedra. Me dijo que llevaba en la familia más de 50 años, en ese momento pensé:
-pues la tienes muy descuidada chato-. Era obvio que le había molestado. A partir
de ese momento no se separó de nosotros, nos enseñó las diferentes casas para
saber donde colocar cada cosa y cuando volvimos al garaje mediante carretillas
nos iba dando instrumentos para después llevarlos a sus respectivos sitios. Yo
entre paseo y paseo me escaqueaba un poco no lo negaré, pero no era el único.
Acabando el trabajo nos quedamos solos,
desapareció todo el mundo, así que dimos el trabajo por finalizado, cerramos el
garaje, colocamos un par de cosas en el interior y para nuestro refugio.
Cuando llegamos a la caseta comenzamos a
hacer la cena, serían las 6:30 y el hecho de no haber comido pesa. Para cenar
Sarah hico un poco de verduras con salsa, estaba muy bueno la verdad pero era
mi primer día y ya estaba cansado de verduras.
Durante la cena, Glenda no paró de hablar
sobre lo fantástico que es meditar y lo mucho que te libera. Con la práctica
puedes olvidarte incluso de comer, y sentirte bien contigo mismo vistiendo solo
una sonrisa. La verdad es que todo me parece muy irónico, sobretodo cuando
tiene un mac de 2000€, duermen en camas cojonudas, mil veces mejores que las
nuestras y obviamente tiene un coche.
Esa misma noche nos entregó unas hojas
con los horarios de la semana, en ellas nos informaba de nuestras horas de
trabajo, las de meditación o los diferentes ejercicios que se harían durante el
día a los que obviamente estábamos invitados.
Después de cenar y mucho, me fui a
dormir, si algo he aprendido respecto a la comida en estos sitios es que si
puedes comer, hazlo y repite, varias veces a ser posible, nunca sabes cuando
podrás volver a comer.
La verdad es que para ser el segundo día
no pintaba mal, si nos olvidamos de la comida o lo comparamos con nuestro amigo
Timm, me pregunto que será de él, seguro que ha enredado a otro para que le
haga el trabajo sucio.
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