sábado, 20 de septiembre de 2014

Día 18: La casa amarilla y el cuenta cuentos

La comida comienza a escasear, esa mañana no teníamos más que unas pocas naranjas y alguna manzana, el más valiente se comió el desayuno de puré de pipas o arroz de hace dos días, los rollitos de verdura eran intocables después de tres días. De ocho a nueve, deambulaba por la casa en busca de algo que llevarme a la boca mientras los demás meditaban, ya se porque lo hacen, para ahorrarse tener que cazar por las mañanas, puede no estar bien visto comer gato, aunque tengan 20.

En cuanto todos comenzaron a activarse repartieron las tareas del día, para todos era pintar, aunque diferentes cosas y de diferentes maneras, por ejemplo, las chicas tenían que pintar cómodamente los marcos de las ventanas arras del suelo, tarea aparentemente sencilla. A mi me toco pintar una fachada de unos cuantos metros de alturas, en lo más alto de una escalera.

La primera hora las pasé con Glenda y Shivan escogiendo la escalera más estable por el bien de mi seguridad, después buscando un color amarillo y unas brochas adecuadas para comenzar con mi labor. En este párrafo quiero comentar un par de cosas, no se realmente quien o que es Shivan, solo se que ese no es su nombre (creo que se llama Peter o algo así) y que tiene poder en la casa. El otro detalle que no pasa desapercibido es, ¿por qué? quieren pintar la casa de amarillo. Todo esto solo lo puede resumir bien una frase, lógica irlandesa.

Durante toda la mañana hasta la hora de comer, pinté la primera planta de la fachada, no fue fácil porqué está alta y con lo difícil que es mover esa maldita escalera yo solo, en fin. Mi jornada laboral debía posponerse al medio día para comer, otra vez verduras. Mi estomago esta siendo severamente castigado.

Después de remolonear durante un rato largo, apareció Shivan el que con ayuda de Glenda nos levantó del sofá y volvimos a pintar. A penas me quedaba pintura para toda una planta encima era la parte más difícil. Acabé mi trabajo como una hora más tarde que los demás y porque no me quedaba más pintura. Mientras recogía pude ver a los otros comer en la casa colindante. No era el único que pasaba hambre. En cuanto pude me acerque para mendigar algo de arroz con habas, su sabor no era lo mejor pero al menos llenaba el estomago después de una larga jornada laboral y no olvidéis lo que dije una vez, si puedes comer, hazlo y en gran cantidad nunca sabes cuando te quedaras sin cenar o comer.

La cena se sirvió puntualmente a las 8, obviamente más verdura. Antes de acabar hablamos un poco del referéndum de Escocia (era el dia D), cuando llegó Shivan vimos una entrevista de Cameron hablando sobre el tema, por desgracia no sabríamos nada de los resultados hasta las 11 de la noche y aquí el wi-fi se apaga a las 21:00 así que hasta el día siguiente nada. Pero hoy todos sabemos que pasó.

Antes de ir a dormir Shivan decidió contarnos una historia. Con esto descubrimos una nueva faceta de él, por lo visto además de hippy y carpintero es cuenta cuentos. La historia, no se muy bien de que iba, solo se que había una rana que concedía deseos y eso encantó a las chicas que quedaron muy impresionadas. Cuando finalizó su interesante cuento nos contó sus hazañas alrededor del mundo, por lo visto también vivió una época de viajero con su camión, carretera y manta. Algo que volvió a cautivar a las chicas, sabe como ganarse a su público. He escuchado que a los irlandeses les encanta contar historias, cierto.

Después de una larga y tranquila conversación Shivan se fue. Las chicas se quedaron hablando de lo fantástico que es y lo increíble que sería volver otro año a Irlanda a ese mismo sitio. Yo decidí irme al baño, las verduras tenían prisa, y antes de dormir es ideal visitar al señor roca.

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