miércoles, 3 de septiembre de 2014

Día 2: Voluntarios

La mañana amanece a las 8:30 Timm se ha ido, a la piscina, lo se por dos motivos, el coche no está y después aparecerá con una bolsa de deporte con toallas y la indumentaria necesaria. Para desayunar unos cereales con leche, y unas tostadas con mermelada, cuando finalizaba la primera comida del día el entraba por la puerta Timm (con su mochila como ya he dicho), y lo disponía todo para comenzar a trabajar.

Mi primera labor del día consistía en quitar unas malas hierbas de los arboles del jardín y cortar las que hubieran crecido demasiado, acabé con mi trabajado rondando las 13 del mediodía, justo a la hora de comer. 

En el menú teníamos una especie de tortilla con espinacas, y un surtido de verduras que desconozco, la verdad y es que saltaba a la vista su plato equivalía a dos de los míos. Antes de terminar me comentó si quería ir a una granja con él de forma voluntaria para ayudar en lo que hiciera falta, sin pensarlo dos veces decidí acompañarlo.

El viaje fue largo, unos 20 minutos en coche y los paisajes no son nada del otro mundo. Al llegar a la granja me presentaron a una mujer de facciones marcadas, los cuencos de los ojos muy metidos, y los dientes simplemente deformes, era muy delgada y se notaba que el tiempo le había castigado. Cuando llegamos al huerto nos dieron unos tridentes, unos guantes y nos pusimos a arrancar malas hierbas. Más tardé vino ayuda una mujer con su hija, y dos hombres.

Después de unas cuantas horas trabajando, dieron por finalizada nuestra labor y nos invitaron a té y pastas, Timm hizo un donativo y de paso compro unos ajos gigantes ( se llaman ajos de elefante). No lo he explicado antes, pero esta granja/huerto se mueve por donativos y ayuda caritativamente a diferentes causas.

Cuando llegamos a la casa Timm me dio la tarde libre, literalmente me dijo que me relajará hasta las 19:30 la hora de cenar. A partir de ahí desapareció, no volví a verlo así que decidí tomarme una ducha, al salir, Timm ya tenía casi lista la cena. Estaba mucho mejor que la comida, pollo con ensalada. Momentos antes de terminar su cena, el perro del vecino que había olido la comida nos hizo una visita, Timm le dio nuestros huesos del pollo. Cuando acabé de cenar tomamos el té juntos y fue entonces cuando comencé a sospechar de que la cosa no iba demasiado bien, o al menos tan bien como me gustaría, me dijo que si quería podía irme el fin de semana a visitar Irlanda o diferentes ciudades, pero solo, sin él. Digamos que aquí estoy bastante limitado, no conozco la zona y no puedo desplazarme, también me ofreció unos mapas y unas guías que tienen en casa y me dijo que si quería ir a la ciudad más cercana podía coger la bici. Todo demasiado raro, la hospitalidad Irlandesa por el momento reluce por su ausencia.

Durante la noche decidí quedarme en el comedor, llevaba dos días y a penas había tenido ocasión de hablar con Timm, es cierto que su acento dificulta mucho el intercambio de opiniones, pero si no me acostumbro rápido la convivencia será nefasta y va por el camino. Bien no apareció en toda la noche, a las 10:30 y después de 3 horas en el comedor decidí marcharme a la habitación fue entonces cuando comencé a escuchar movimientos en el comedor, cocina y lavabo, se preparaba un bañito. Lo más inquietante de todo el asunto es que me sentí un poco esquivado.

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