martes, 9 de septiembre de 2014

Día 7: Último aviso a viajeros!

Como todos los días, la mañana amanecía fría. Una triste manta con un poco de relleno de algodón y otra descolorida sabana me alejaban del frío que me esperaba fuera de la cama. Eran las 8:30 y el sol atravesaba unas desgatadas cortinas castigadas por el tiempo. Era domingo, en teoría mi último día en casa de Timm, la magnifica pocilga con 4 habitaciones, un comedor, una cocina y un  hedor a tierra húmeda que hacía mi estancia allí un poco más insoportable.

No eran ni las cuando 9 cuando decidí enfrentarme a la realidad y salir de la habitación. Lo primero que hice fue prepararme un suculento bol de cereales para desayunar, era mi penúltimo desayuno allí y tenía que gastar más de media caja en dos días. No había terminado aun cuando Timm entro por la cocina con su chándal, si se iba a la piscina. No me ofreció ir, pero al menos se dignó a decirme lo que iba a hacer, era la primera vez, en mi maleta aun descansa un bañador que he paseado en balde.

El anfitrión, se fue con el coche y no apareció en toda la mañana, yo acabé de desayunar, busqué alojamiento para mi fuga a Cork y poco más. Cansado de estar en la cocina decidí irme a mi habitación. Al cabo de unas horas sobre las 12 pude escuchar como la hija de Timm caminaba por el pasillo y se iba en coche, no se ha donde, pero tampoco me importa no la volveré a ver nunca más.

Tocaban las 13:00 y Timm no aparecía, no llegó hasta y media. Por lo visto ese día como era domingo y yo no había aportado mi “granito” de trabajo, no me tocaba comer. No se dignó a hacer la comida. A las 14:30 me dijo con un bocadillo en la mano, que si tenía hambre podía hacerme, al igual que él, un bocadillo de jamón en dulce con queso. Y tanto que me lo hice, le gasté todo el pan y el embutido que dejó a mi disposición. Mientras “disfrutaba” de mi sándwich pasó por la cocina con su habitual caminar y sonrisa, fue entonces cuando hizo la gracia preguntándome si todo estaba “ok”. Mi respuesta sin mirarle fue si, si…todo “ok”.

La tarde paso lenta, yo en la habitación y el por ahí, en Facebook, viendo la tele y escuchando la radio y tomando el sol  (todo a la vez). Cuando decidí salir de la habitación y volver a la cocina me pegué otra vez un maldito susto con la radio. Tiene la manía de poner su Cd para meditar donde solo se escuchan ommss, lo más irónico es que la tele también esta encendida así que no se como escucha los oms desde el jardín, lo mejor del asunto es que no había nadie…. Me lo encontré en la tomando el sol, y he de decir que no fue muy agradable. Ver a un tío de 60 años (que solo come ensalada) tomando el sol sin camiseta y paseándose con toda naturalidad (como si estuviera solo) no es una imagen para recordar.

Después de vivir esta experiencia no me dejé caer por la cocina hasta la noche, teniendo la esperanza de que se vistiera. Serían las 19 cuando asomé la cabeza por allí, nuevamente tenía la tele encendida, daban twister. Yo básicamente deambulaba a ver si reaccionaba y hacía la cena.

Tras un rato largo reaccionó, y se puso a trabajar, descubrí que guarda una nevera en el garaje, siempre tiene la puerta cerrada, pero pudé escuchar como cerraba la puerta de un frigorífico. Esa noche cenamos ensalada y un trozo de pescado, no me he pesado pero estoy seguro de que en 7 días he perdido 20 kilos.

Durante la cena, decidí comer sin apneas mirarle a la cara. No se porque pero en esta ocasión me habló. Básicamente me preguntó de que equipo era y comento cuatro cosas sobre Luís Suárez para después callarse. Lo gracioso del asunto es que esperó hasta el último día para preguntarme de que equipo era, cuando había paseado con la chaqueta y camiseta del Barça toda la semana.

Al caer la noche ultimé preparativos para el viaje y tomé el último vaso de agua, definitivamente esa agua sabía a tierra. Me pegué otro susto, con la maldita radio y los oms de turno yo creo que lo hace a posta enciende la radio y se va.

Después de mi micro infarto decidí que era hora de irse a dormir, a las 5 tenía que estar en pie.

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