jueves, 30 de julio de 2015

Día 20: Rumbo a Barcelona

El día comenzaba con normalidad, salvo alguna pequeña excepción era mi último día en Irlanda. 

Me disponía a bajar del altillo dónde dormía con mi maletita de 20kg cuando me cruce con Glenda y las demás chicas, iban a hacer un poco deYoga  a tes de la despedida, Sara también se iba. Mientras ellas trabajaban en la sala de meditación yo me pegaba una ducha y saboreaba el que sería mi último té.

Cuando bajaron Sara acabo de preparar sus cosas y no fue hasta el último momento cuando yo apretaba para que Glenda nos llevara a la estación cuando la noticia me golpeo en la cara. Glenda no podía llevarnos a la estación porque se había hecho daño en la espalda mientras practicaba Yoga.

Desde mi punto de vista solo buscaba una excusa, puede que sea mal pensado pero su cara de pocos amigos no acompañaba con la decisión de acercarnos.

Debbido a la información de última hora todo fueron prisas, no sabiamos exactamente a que hora pasaba el bus, ni si llegaría a tiempo, aun así quería. Hacerse unas fotos de despedida...puro protocolo. 

Camino al bus y con un aura negra que compartía con Sara fuimos con las maletas a esperar a un bus que no sabíamos con certeza si vendría.

Tras mucho esperar y esperar nuestra paciencia se agotaba, Sara quería ir a pata cargando las mochilas por la carretera, si había sido bastante complicado llegar a la parada del bus que habían sido 5 minutos no quería imaginar que sería de nosotros una hora por esa carretera.

Durante nuestra espera llegamos a hacerle la hola a cada bus que pasaba. Finalmente y al borde de un ataque apareció el amable conductor con su piccola maquina. Durante el viaje a Galway nos sentamos buenamente donde pudimos el Bus iba a petar, pero el trayecto a cuatro ruedas era rápido.

Al llegar a la ciudad buscamos rápidamente un bar donde desayunar, y que maravilla de desayuno continental huevos, chorizo, morcilla, lo mejorque había  comido en meses.

Después de nuestro atracón por a penas 6€ cogimos nuestro ultimo Bus, el último viaje en Irlanda, las ultimas tres horas de desplazamientos, ibamos al aeropuerto de Dublín, por fin.

En este último viaje el camino se hizo  ameno. Sara me dio conversación durante tres horas, hablamos de tópicos alemanes, de idiomas, culturas, de la peli que vieron anoche y un largo etc.

Al llegar a Dublin yo cogí rumbo al aeropuerto, ella pasaría un par de días más en la ciudad, así que era una despedida.

Lo cierto es que viví muchas experiencias en Irlanda, no es un país feo, es algo muy bonito, con mucha tradición, historia y odio Británico, estoy seguro que algún dia volveré para conocer todos aquellos rincones que me deje por descubrir, de paso iré a saludar a mi amigo Tim